In the Studio

Berenice Olmedo considera cómo la tecnología media en la vida.

Camila Palomino–En este momento, tienes varios proyectos y exhibiciones a la vista. tus trabajos se unen por una sensibilidad de pensar en el cuerpo mediado por la tecnología, de tomar materias y procesos científicos y médicos, y crear metáforas para profundizar un entendimiento de los sistemas que controlan y apoyan el cuerpo. Cómo defines la tecnología, y cuáles son las tecnologías que estás pensando en el momento?

Berenice Olmedo–Más allá de que sea sólo el cuerpo el que está mediado, yo considero que es la vida misma la que está mediada por tecnologías. Yo tomo la tecnología desde su acepción etimológica, logos de la technē, es un saber-hacer, es un conocimiento práctico. Y como conocimiento práctico, yo considero que caminar erguido es una tecnología—escribir y saber hablar también son tecnologías. De esa manera, considero que la vida está mediada por tecnologías médicas, farmacéuticas, políticas, sociales, económicas. Hay un caso paradigmático que se me hace muy interesante, que es el de los trasplantes de órganos, porque es un umbral decisivo en el que se tiene que determinar la muerte de forma clínica, pero también se prolonga de manera artificial la vida. O sea, cuando se hace un trasplante de órganos en los casos en los que hay una muerte cerebral, se tiene que mantener artificialmente el bombeo del corazón y asistir con respiración mecánica para que los órganos puedan seguir manteniéndose vivos para poder ser trasplantados. Es una especie de umbral, y ahí es cuando veo más claramente las tecnologías que median la vida y la muerte.

Actualmente, las tecnologías que yo estoy empleando son softwares médicos de segmentación de imágenes, para poder visibilizar tomografías que tienen tumores, cánceres o prótesis internas. Y también estoy utilizando el modelado y la impresión 3-D a la vez que trabajo con plásticos ortésicos o plásticos de baja temperatura que se utilizan para producir órtesis.

¿Cuál ha sido tu punto de entrada para aprender a manipular estas tecnologías y materiales?

La primera relación con los materiales es un encuentro. Suelo trabajar como pepenadora, buscando entre la basura y en los desechos de los talleres de ortopedia. Ya sea que comience la búsqueda en tianguis, en cosas de segunda mano o de chácharas como se dice aquí en México. Por ejemplo, en el caso de los liners de silicona para mi proyecto Hic et Nunc (2022), ¿cómo di con ellos yo? ¡Ni siquiera sabía que existían! Hay una fase que es fundamental cuando yo estoy trabajando de la mano con personas que son expertas en su campo. Siempre les preguntó sus opiniones, no solo respecto a los materiales, sino también a todas las patologías que han conocido. Como no es mi rama, necesito un bagaje, un horizonte desde el cual partir para poder conceptualizar la idea de una escultura o un proyecto.

Por eso es fundamental que trabaje de la mano del conocimiento de estos expertos o expertas en su campo— cuando estoy buscando un material que ni siquiera sé que estoy buscando, les pido sugerencias, les pregunto sobre qué materiales conocen en su área que fuera por ejemplo, flexible. Ese es un camino. Pero el otro camino es ese encuentro azaroso y de sorpresa. ¿Qué sucede entre los desechos? Siempre estoy viendo el piso. El material que usé para Hic et Nunc, era un pedazo que encontré tirado, era un rectángulo pequeño y flexible y que al momento de sacudirlo tenía esas propiedades y el comportamiento del material que estaba buscando, le pregunté a Rogelio Soto el ortesista con el que estaba, y él me dijo que eso era parte de un liner. Luego hasta ellos se sorprenden y no me sugieren tal material, porque piensan que no es lo que estoy buscando. Pero bueno, volviendo al pedazo que me había encontrado, él me dijo que era un recubrimiento interno que se utiliza en las prótesis, sobre todo en prótesis de pierna. Es para evitar que se produzcan laceraciones en la piel, y por eso es flexible y de silicona—para que el usuario o la usuaria tenga menos heridas provocadas por la fricción con la prótesis. Rogelio no tenía suficiente material para enseñarme, así que me llevó con unos amigos suyos Erick Lemus y Alberto Soberanes que también son protesistas y ortesistas, y ellos fueron quienes me describieron las marcas y los tipos de liners, algunos que tenían una cobertura color crema y otros totalmente transparentes. Así fue el primer contacto con los liners de silicona. De ahí, la protesista Cristina Picazo me prestó varios liners para hacer pruebas e ir analizándolas, grabando videos de cómo se hacían sus pliegues o se desplegaba y hacer un análisis del material.

¿Cómo desarrollas tus proyectos entonces desde ese análisis del material?

Viene primero esa fase que es un encuentro azaroso e involuntario. Y luego viene la parte técnica. Tengo que saber cuáles son las propiedades de ese material, para comprender cómo—hipotéticamente—se va a comportar. Hay una bodega aquí en la Ciudad de México, a la que suelo ir a comprar material ortopédico que les surte o les vende a varios talleres de ortopedia. Entonces voy y estoy mirando y tomando fotos de las marcas, y empiezo a descargar los catálogos ortopédicos para ver qué puede tener potencial. En el caso de los Orfit, que es un plástico ortésico de baja temperatura, lo pedimos desde Estados Unidos porque en México solo lo encontrábamos con microperforaciones que para los y las pacientes son funcionales, ya que permite la transpiración de la piel.

Tuve que revisar junto con mi productor de arte Eduardo Ortiz, las especificaciones técnicas para ir previendo cómo íbamos a trabajar. El manual de uso decía que el material funciona o más bien se flexibiliza a los 65 grados centígrados. Entonces, cuando llegó el material, usamos una tina como contenedor para el agua caliente, medimos la temperatura e hicimos la primera prueba. Pero siempre pasa algo —porque al final de cuentas este plástico es tecnología— y hay una resistencia de las máquinas o de las tecnologías a ser hackeadas. Y eso significa que las máquinas solo pueden realizar la función para la que fueron diseñadas.

Y a pesar de que el manual de usuario de este material decía que el plástico se podía trabajar a 65 grados ya que se utiliza para hacer férulas sobre personas que están vivas, pues no funcionó para la escultura, porque yo lo quería poner como superficie o recubrimiento para una impresión 3-D que es inerte, entonces tuvimos que estar probando temperaturas y llegamos hasta pensar que trabajaríamos las esculturas debajo del agua. Al final, en lugar de forzar al plástico a que se amoldara perfectamente, dejamos que el material se comportará según la gravedad y el peso.

Así que una cosa es el manual de usuario y otra es la que termina siendo en la práctica cuando se usa un material para lo que no fue diseñado.

Tu próximo proyecto considera optometría y la salud del ojo como una alegoría para aparatos de vigilancia en la sociedad. Dentro de la medicina occidental en particular, la visión ha sido priorizada durante mucho tiempo como medio para construir conocimiento. ¿Cómo aborda sistemas y escalas de visión?

Algo que me interesa es lo que Forensic Architecture llama el umbral de visibilidad. Hay una incapacidad de la tecnología que limita lo que se puede captar o reconocer como existente. Entonces, pensé que lo que está al centro es justamente la visión, es decir, quiero reflexionar desde la raíz: ¿qué es la visión o qué significa ver? Considero que para cuestionar la imagen también tengo que cuestionar las tecnologías que la producen—hay que desmitificar la vista. Cuando pensé en la identificación biométrica como una metáfora de la optometría, es porque hay una deficiencia en el sistema de visión que implica altos márgenes de error en el reconocimiento facial y que tiene efectos discriminatorios. Estaba leyendo sobre varios softwares, sobre todo los que mantienen prejuicios de raza y género— y dependiendo si eres una persona de color, es más probable que sufras detenciones arbitrarias o que también haya dificultades en la capacidad del software para reconocer el género.

Por un lado, la optometría estudia los defectos en la visión y en la identificación biométrica, yo veo irregularidades en la visión que son inherentes al sistema y que conducen a la criminalización de grupos sociales y marginados. Entonces, al estar pensando en los problemas e irregularidades de visión de un sistema, decidí utilizar un aparato óptico que estudia la deformación de la vista y que se llama queratómetro, el que encontré aquí en México es de 1950 y parece un arma de destrucción.

Para este proyecto, que va ser presentado en Kunsthall Trondheim, este queratómetro va a estar dispuesto a la altura de una cámara de vigilancia y va a proyectar cataratas. Pensando y reflexionando en torno a los problemas en la vista o la visión— las cataratas son una opacidad en el ojo que crean imágenes difusas y causa defectos en la visión debido a una deformación en la córnea, es una cuestión sobre la dispersión de la luz y que hace que la retina no pueda enfocar las imágenes. Entonces, lo que va a hacer el queratómetro justamente es proyectarlo. Es pensar en una situación de cómo se generan las imágenes—  ver una proyección de luz desde las cataratas.

Esta entrevista también está disponible en inglés.
This interview is also availble in English.

 

  1. Una ortesis es un dispositivo diseñado para mejorar la función biomecánica, fomentar una alineación adecuada de las articulaciones o proteger una extremidad existente.
  2. Forensic Architecture es un grupo de investigación con sede en Londres que investiga violaciones de los derechos humanos, empleando una variedad de métodos tradicionales y poco convencionales de análisis e investigación.
Entrevista realizada para Art21 en septiembre de 2023 por Camila Palomino. Fotografía original para Art21 tomada en septiembre de 2023 por Ada Navarro. Toda la fotografía adicional cortesía del artista y la Galería Lodos, Galería Jan Kaps, y Galería Fitzpatrick. Esta entrevista está disponible en inglés y español, traducida del español por Ximena Borges.